vida y obra del arquitecto felix candela


Félix Candela nació en Madrid el 27 de enero de 1910, fue arquitecto, ingeniero y contratista, y obtuvo la nacionalidad mexicana en 1941 y la estadounidense en 1978. Estudió arquitectura en la Escuela Superior de Madrid, donde se licenció en 1935, y en la Academia de Bellas Artes de San Fernando.

 

Candela es una de las figuras clave de la arquitectura del siglo XX en cuanto al desarrollo de nuevas formas estructurales en hormigón armado. Su mayor aportación a la arquitectura fue la creación de estructuras en forma de concha, creadas a partir de paraboloides hiperbólicos, una forma geométrica de extraordinaria eficacia que se ha convertido en el sello de su arquitectura.

 

En su obra, Félix Candela reconsidera el papel del arquitecto en relación con los problemas estructurales basándose en tres premisas: economía, simplicidad computacional y flexibilidad. Sin embargo, la calidad de su obra reside en su sensibilidad para el diseño de los espacios.

 

Este genio del diseño de espacios encantadores hizo una aportación fundamental a la arquitectura y la construcción con las cubiertas curvas de hormigón armado, convirtiéndose en inspiración para varios arquitectos de renombre en la actualidad. Cuando veo su obra, no puedo evitar pensar en el teleférico de Caracas y en el trabajo del arquitecto Tomás Sanabria.

 

Su proyecto más reciente, el Oceanográfico de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, España, utiliza una estructura similar a la de su proyecto del Restaurante Los Manantiales, Xochimilco, México (1956-1957). Félix Candela falleció el 7 de diciembre de 1997.


Su empresa de construcción, iniciada en 1950 en sociedad con su hermano Antonio y su hermana Julia, participó en la rápida industrialización de México en los años de la posguerra, ya que completó más de 800 fábricas y almacenes en las décadas de 1950 y 1960.

 

De particular importancia, entre estas obras fueron las conchas construidas para Bacardi: la destilería fue la primera construcción que incluye una cúpula de pañuelo grande y delgada sobre los tanques de fermentación derivada de una esfera de 24 metros de radio.

 

Esta obra, junto con los Laboratorios Ciba, la Fábrica de Aceros de Monterrey, los Laboratorios Lederle y la Fábrica Textil High Life. Dan cuenta de las considerables energías creativas y recursos dedicados a la industrialización en aquella época. Además de dar fe de la creciente fluidez del Arquitecto Félix Candela en el desarrollo de formas complejas.

 

Durante su carrera, Candela destacó el carácter artistico ilimitado de la arquitectura. A diferencia de otros arquitectos e ingenieros que ejercían en el México posrevolucionario, como Ricardo Legorreta, Álvaro Aburto, Enrique del Moral y otros, Candela no creía que la arquitectura pudiera corregir problemas sociales complejos.

 

A medida que sus obras progresaron desde bóvedas funiculares experimentales hasta conchas cilíndricas y varios paraguas hasta el hypar de borde libre, y en colaboración con destacados arquitectos como Enrique del Mora y Mario Pani, continuó enfatizando la eficiencia y la economía. Su obra final en México, el Palacio de Deportes para los Juegos Olímpicos de 1968, manifiesta su talento en mecánica estructural y diseño.

 

Sin embargo, su trabajo no puede ser visto como estrictamente utilitario. En su diseño de la Iglesia de la Virgen de la Medalla Milagrosa, empleó paraboloides hiperbólicos para producir un techo de hormigón de solo 4 centímetros de espesor, muestra de su genio técnico.

 

El interior resultante, sin embargo, indica mucho más: el espacio interior resultante evoca la solemnidad y el misterio de la arquitectura gótica, un dramático juego de luces y sombras que envuelve y transporta al devoto a un plano diferente.

 

Félix Candela, al igual que muchos otros arquitectos mexicanos, destaco lo suficiente para seguir cuestionando la historia y la forma en la que percibimos de manera intrapersonal el desarrollo arquitectónico.


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