Cities Skylines 2: Cómo la IA de un videojuego resolvió la crisis inmobiliaria
Hay veces que la realidad supera la ficción. O mejor dicho, hay veces que la ficción termina siendo un espejo demasiado preciso de la realidad. Esto es exactamente lo que pasó con el juego Cities Skylines 2, la segunda entrega de una saga de juegos donde básicamente te conviertes en el alcalde, urbanista y planificador de tu propia ciudad.
El juego es bastante ambicioso. Los desarrolladores
quisieron crear una experiencia lo más realista posible, con sistemas
económicos complejos, dinámicas sociales y hasta detalles tan específicos como
la cantidad de libros en las bibliotecas o cómo se gestiona la basura. Todo
pensado para que te sientas como si estuvieras manejando una ciudad de verdad,
con todos sus desafíos y satisfacciones.
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Cuando el juego se volvió demasiado real
Aquí viene lo interesante. Los desarrolladores se dieron
cuenta de algo que no esperaban: a medida que construían casas en el juego y
las ponían a la venta, los precios empezaban a subir descontroladamente. Tal
cual como pasa en el mundo real. Y no fue un detalle menor, sino que llegó al
punto en que ninguno de los habitantes virtuales de estas ciudades podía
permitirse comprar una vivienda.
Sí, leíste bien. El juego, sin querer, había recreado
perfectamente una crisis de acceso a la vivienda. Esas mismas que vemos en
prácticamente cualquier país desarrollado hoy en día. La simulación era tan
precisa que terminó mostrando uno de los problemas más graves de nuestras
sociedades contemporáneas.
La solución que nadie esperaba
Entonces, ¿qué hizo la inteligencia artificial del juego para
arreglar esto? Pues tomó una decisión bastante radical: eliminó por completo la
figura del propietario-arrendador. Así, sin rodeos. En el juego, cada ciudadano
podía comprar una sola casa, pero nunca alquilarla a otros.
¿El resultado? Los precios se desplomaron casi de inmediato.
Los ciudadanos virtuales finalmente pudieron acceder a una vivienda y la
economía de estas ciudades simuladas se estabilizó. Todo esto simplemente
quitando del mapa la posibilidad de que alguien acumulara propiedades para
arrendarlas.
Obviamente no estoy diciendo que esta sea la solución mágica
para nuestros problemas reales. No propongo que salgamos a la calle a eliminar
propietarios ni nada por el estilo. Y mucho menos sugiero que dejemos que una
inteligencia artificial aplicada en arquitectura resuelva problemas estructurales tan complejos como el
acceso a la vivienda. Pero la anécdota es, como mínimo, interesante para
reflexionar.
Más allá del juego: la realidad española
En palabras de Erik Harley investigador Español, creador de dicho análisis y de la tendencia arquitectonica Pormishuevismo:
"Lo que me llamó la atención de todo esto es que una simulación diseñada para ser realista terminó evidenciando algo incómodo: cuando emulas fielmente el libre mercado en términos de vivienda, terminas generando una crisis inmobiliaria. Es casi inevitable.
Me quedé pensando en esto y decidí consultar con otra inteligencia artificial, en este caso ChatGPT-4, sobre cuáles son objetivamente los principales problemas de acceso a la vivienda que tenemos actualmente en España. Y me dio seis puntos que vale la pena revisar".
Los seis problemas que nos afectan
Primero, precios inalcanzables. Comprar o alquilar es cada
vez más caro, y la brecha entre lo que ganamos y lo que cuesta una propiedad
sigue creciendo. No es percepción, son números fríos y duros.
Segundo, escasez de vivienda pública. Hay una carencia seria
de vivienda social y de protección oficial. Las personas con bajos ingresos o
los jóvenes son los más afectados por esta falta de alternativas.
Tercero, gentrificación y turismo de masas. El auge de los
alquileres turísticos y la gentrificación están expulsando a los residentes
habituales de sus barrios. Barrios enteros se encarecen para favorecer los
negocios de unos pocos, mientras las familias que vivieron ahí toda la vida
tienen que irse.
Cuarto, acceso limitado a hipotecas y alquileres estables.
Entre el trabajo precario y las condiciones que imponen los bancos,
especialmente para los jóvenes, acceder a una vivienda digna se ha convertido
en un auténtico lujo. Las exigencias son cada vez más altas y las oportunidades
cada vez menores.
Quinto, especulación inmobiliaria y fondos buitre. Casas
compradas únicamente para especular dejan a miles de personas sin acceso a un
hogar, mientras se prioriza el beneficio económico sobre las necesidades
básicas de la gente. Es un problema real y documentado.
Y sexto, falta de políticas efectivas. Los gobiernos no han
tomado medidas estructurales suficientes para garantizar el acceso a la
vivienda como un derecho fundamental. Esta ausencia de acción solo profundiza
la crisis año tras año.
Y la inteligencia artificial añadió algo que resuena mucho:
"La vivienda debería ser un derecho, no un negocio."
Lo que no podemos seguir ignorando
Que haya un sector de la sociedad que sigue negando lo
evidente no es nuevo. Lo realmente llamativo es que ahora hasta una
inteligencia artificial puede enumerar con claridad las causas de la crisis de
acceso a la vivienda en España, y aún así hay políticos que siguen defendiendo
la no intervención en el mercado.
Solo hace falta mirar las posibles soluciones: legislar para
implementar políticas que limiten el precio del alquiler, regular la proporción
de apartamentos turísticos por habitante, construir más vivienda pública o de
precio regulado, explorar si es viable un sistema nacional de cooperativas de
vivienda. Las opciones existen.
Lo que no podemos hacer es seguir viendo cómo los políticos
miran hacia otro lado. Y esto va especialmente para aquellos que se dicen
progresistas. No lo digo yo, es lo que sugiere el análisis objetivo de la
situación.
Reflexión final
Al final, lo que nos muestra este caso de Cities Skylines 2
es algo incómodo pero necesario de reconocer: cuando dejas que el mercado de la
vivienda funcione sin ningún tipo de regulación o control, la tendencia natural
es hacia la concentración y la exclusión. La simulación más realista posible
nos dio exactamente el mismo resultado que vemos en nuestras calles.
Quizás sea momento de dejar de ver la vivienda como un bien de inversión más y empezar a tratarla como lo que realmente es: una necesidad básica. Un videojuego lo entendió y actuó en consecuencia. Falta que nosotros, en el mundo real, hagamos lo mismo.