TERMOFOAM Aislante Térmico: Restricciones y Aplicaciones
El aislamiento térmico es uno de los elementos que definen la eficiencia energética de cualquier construcción. TERMOFOAM es un aislante fabricado con espuma rígida de poliestireno extruido que se presenta en forma de placa. Su estructura celular cerrada y su superficie lisa le confieren unas propiedades térmicas que se mantienen estables durante décadas. Sin embargo, como cualquier material de construcción, tiene limitaciones específicas que conviene conocer antes de utilizarlo en un proyecto.
Este material se fabrica con diferentes resistencias a la
compresión (60, 40 y 25 libras por pulgada cuadrada), lo que permite adaptarlo
a distintas necesidades estructurales. Se presenta en placas de 1,22 x 2,44 m y
1,22 x 6,10 m, con espesores de entre 1 y 3 pulgadas, lo que facilita su manejo
en obra. La pregunta que muchos constructores se hacen es: ¿dónde puedo usar
este aislante y dónde debo buscar alternativas?
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La restricción de temperatura que debes recordar
El límite térmico de TERMOFOAM está bien definido: 74 °C o
165 °F. Esta cifra no es arbitraria. Por encima de esta temperatura, el
poliestireno extruido comienza a perder sus propiedades físicas y su capacidad
de aislamiento se ve afectada. Por tanto, debes evaluar cuidadosamente las
condiciones de operación de tu proyecto antes de especificar este material.
¿Qué implica esto en la práctica? Si vas a utilizarlo en una
nave industrial con procesos que generan calor intenso, en una chimenea o cerca
de equipos que operan a altas temperaturas, TERMOFOAM no es la opción adecuada.
Tampoco es adecuado para aplicaciones en las que haya contacto directo con
tuberías de agua caliente o sistemas de calefacción que superen este umbral.
Sin embargo, en la mayoría de las construcciones
residenciales y comerciales convencionales, esta restricción no supone ningún
problema. Los techos, muros y suelos de viviendas, oficinas y locales
comerciales rara vez alcanzan temperaturas cercanas a los 74 °C en condiciones
normales de funcionamiento.
Aplicaciones donde este aislante térmico funciona sin problemas
La versatilidad de TERMOFOAM se pone de manifiesto en la
cantidad de sistemas constructivos con los que es compatible. En muros,
funciona tanto en construcciones tradicionales de bloques o ladrillo como en
muros de concreto. También se adapta a bastidores metálicos o de madera, habituales
en construcciones industrializadas o prefabricadas.
En techos, este material muestra algunas de sus mejores
cualidades. Se puede instalar en cubiertas de hormigón o metálicas, tanto bajo
sistemas de impermeabilización como debajo de acabados como tejas de barro. Su
resistencia a la compresión le permite soportar el peso de otros materiales sin
deformarse, mientras que su ligereza facilita el trabajo en altura.
Para aplicaciones en suelos y bajo losas de concreto,
TERMOFOAM ofrece una ventaja importante: su nula absorción de agua. Esto
significa que no se degrada por humedad y mantiene sus propiedades térmicas
incluso en condiciones en las que otros aislantes fallarían. En entrepisos o
losas en contacto con el terreno, esta característica es particularmente
valiosa.
Usos de Termofoam en el sector industrial
El control térmico en naves industriales y centros
comerciales tiene un impacto directo en los costes operativos. Las placas de TERMOFOAM se
utiliza con frecuencia en estos proyectos, especialmente en cubiertas
metálicas, ya que permite reducir la ganancia de calor durante el día. La clave
está en evitar que los procesos internos generen temperaturas extremas.
En instalaciones agropecuarias, como casetas avícolas y
porcícolas, este aislante ayuda a mantener unas condiciones ambientales
estables para los animales. En estos espacios, la capacidad del material para
no absorber humedad es particularmente relevante, ya que suelen tener niveles
de humedad más altos que otras construcciones.
Es interesante señalar que un aislante TERMOFOAM se puede combinar con
acabados higiénicos para crear áreas de conservación y congelación. Siempre que
las temperaturas se mantengan dentro del rango permitido, el material funciona
correctamente en cámaras frigoríficas o cuartos fríos de la industria
alimentaria.
Consideraciones prácticas para especificadores
Cuando decides utilizar una placa aislante TERMOFOAM en un proyecto, hay
algunos aspectos técnicos que conviene tener claros. El material ofrece un
valor R de 5 por pulgada de espesor a 24 °C. Por tanto, un panel de dos pulgadas
proporciona un valor R de 10, lo que representa un buen nivel de resistencia
térmica para la mayoría de las aplicaciones.
El fabricante garantiza la continuidad de este valor R
durante 20 años. Esta garantía es importante porque el poliestireno extruido, a
diferencia de otros materiales, no pierde eficiencia con el tiempo si se
mantiene dentro de sus parámetros de uso. No se asienta, no absorbe agua y no
se descompone por humedad ambiental.
La instalación es sencilla: las placas se cortan con
herramientas convencionales, son ligeras y fáciles de transportar y manejar, y
no se requiere equipo especializado. Esto reduce los tiempos de instalación y
los costes de mano de obra, algo que los constructores valoran especialmente en
proyectos con plazos ajustados.
¿Cuándo buscar alternativas?
Conocer las limitaciones es tan importante como conocer las
aplicaciones. Si tu proyecto implica temperaturas superiores a 74 °C de manera
constante, necesitas buscar otros materiales. Las lanas minerales, los
aislantes de fibra de vidrio o las espumas especiales para altas temperaturas
son alternativas que debes considerar.
En resumen, TERMOFOAM es un material versátil que funciona
en la mayoría de las aplicaciones de construcción convencional. Su restricción
de temperatura es clara y fácil de recordar, lo que facilita la toma de
decisiones durante el proceso de diseño. Como siempre en arquitectura y construcción, la clave está en utilizar cada material donde mejor desempeñe sus
cualidades.