Trabajos en Altura: Innovaciones y Seguridad Actual
Se consideran trabajos en altura aquellas actividades laborales que se realizan en ubicaciones elevadas donde existe el riesgo de caída con potencial de causar lesiones graves o la muerte. La normativa general establece que se considera trabajo en altura toda tarea realizada a partir de los dos metros sobre el nivel del suelo, aunque este parámetro puede variar según la legislación específica de cada región o los protocolos internos de cada organización.
Estas actividades incluyen la construcción y montaje de estructuras, así como tareas de mantenimiento, reparación e inspección, para las cuales se utiliza equipamiento especializado como andamios, escaleras, plataformas elevadoras o sistemas de acceso por cuerda.
La prevención de accidentes en estas actividades requiere la
implementación de protocolos rigurosos que incluyen la capacitación continua
del personal, el uso obligatorio de equipos de protección individual y
colectivo, y la evaluación constante de los riesgos asociados a cada tarea
específica. El objetivo no es solo cumplir con las normativas vigentes, sino
crear una cultura de seguridad que priorice el bienestar del trabajador en cada
intervención.
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La realidad de los accidentes en altura
Las cifras no mienten y resultan preocupantes. Los datos
recopilados en España entre 2014 y 2018 en el sector de la construcción
muestran una media anual de 19 fallecimientos por caídas desde altura. Lo que
resulta más revelador es que casi la mitad de estos accidentes mortales
ocurrieron desde alturas superiores a 8 metros, mientras que un 25 % sucedió a
menos de 6 metros. Sin embargo, hay un detalle que sorprende: el 45 % de los
accidentes graves se produjeron a menos de 4 metros de altura.
Esta información desmonta el mito de que solo las grandes
alturas son peligrosas. Una caída desde tres metros puede ser igual de letal
que una desde diez metros, dependiendo de factores como la superficie de
impacto, la posición del cuerpo al caer o la presencia de obstáculos en el
trayecto. Los lugares donde más frecuentemente ocurren estos incidentes son las
cubiertas, seguidas muy de cerca por las escaleras de mano y los andamios.
Cabe señalar que estos datos corresponden a accidentes
investigados por las comunidades autónomas y no incluyen a trabajadores
autónomos, por lo que la realidad podría ser aún más grave. Lo que sí queda
claro es que las caídas desde cierta altura siguen siendo una de las principales
causas de muerte y lesiones graves en el trabajo.
¿Que se considera trabajos en altura?
Trabajos con andamios
Los andamios son probablemente lo primero que nos viene a la mente cuando pensamos en trabajos en altura de alto riesgo. Se utilizan tanto en grandes proyectos de construcción como en pequeñas reparaciones domésticas.
Pintar la
fachada de un edificio de viviendas, restaurar cornisas, reparar balcones o
recuperar elementos arquitectónicos decorativos son ejemplos cotidianos de este
tipo de trabajos. La ventaja de los andamios es que proporcionan una plataforma
estable, pero esto no elimina el riesgo si no se montan correctamente o si los
trabajadores no utilizan los equipos de protección adecuados.
Intervenciones en tejados
El retejado de viviendas unifamiliares, casas rurales o chalés es una tarea habitual en el sector de las reformas. Los tejados inclinados a dos o cuatro aguas plantean desafíos particulares debido a su pendiente y a la posibilidad de que las tejas antiguas se rompan bajo el peso de la persona que trabaja en ellos. Además del cambio de tejas, en estos espacios se llevan a cabo tareas de impermeabilización, instalación de aislamiento térmico y reparación o instalación de antenas de televisión. La superficie irregular y potencialmente resbaladiza hace que estos trabajos requieran una atención especial.
Trabajos breves pero riesgosos
Hay intervenciones que, por su rapidez, pueden generar una
falsa sensación de seguridad. Instalar una alarma en la pared exterior de una
casa, colocar un sensor de movimiento o montar una antena parabólica son tareas
que normalmente no tardan más de una hora, pero que siguen implicando trabajar
a altura. El problema es que, al tratarse de trabajos «rápidos», a menudo se
omiten medidas de protección que podrían marcar la diferencia entre volver a
casa sano y salvo o sufrir un accidente.
Trabajos desde plataformas elevadoras
Los camiones con brazo telescópico y cesta son herramientas
habituales en entornos urbanos. Los vemos constantemente realizando labores de
poda de árboles en calles y parques, instalando el alumbrado navideño,
reparando farolas de gran altura o trabajando en la señalización de carreteras
y autopistas. Aunque estas plataformas son más estables que otros métodos, los
trabajadores siguen expuestos a riesgos como el balanceo de la cesta por el
viento o el contacto con líneas eléctricas.
Trabajos verticales
Los trabajos de altura o en suspensión son, sin duda, los más espectaculares visualmente. Los operarios descienden por la fachada de los edificios utilizando sistemas de cuerdas, arneses y anclajes específicos. Este método se emplea principalmente para limpiar las fachadas acristaladas de los rascacielos, ya que el montaje de andamios resulta imposible o poco práctico.
El sector de las telecomunicaciones también utiliza estas técnicas para
trabajar en torres y postes de gran altura, donde, además del riesgo de caída,
existe el peligro de electrocución, por lo que se requiere una formación
especializada adicional.
Los trabajos en altura en Zaragoza, desempeñados como la empresa Impergoten, han
perfeccionado este tipo de intervenciones y ofrecen soluciones tanto con
andamio como sin él, según las necesidades específicas de cada proyecto. Ya sea
en patios de luces, medianiles, fachadas delanteras o traseras, estos
profesionales priorizan la seguridad en cada trabajo y minimizan las molestias
para los vecinos y usuarios del edificio.
Trabajos en profundidad
Aunque parezca contradictorio, los trabajos en profundidad
también se consideran trabajos en altura en prevención de riesgos laborales. La razón es sencilla: el operario
puede sufrir una caída libre de más de dos metros. La inspección de pozos
profundos o el acceso a redes de alcantarillado entran en esta categoría. En
estos casos, a los riesgos de caída se suman otros peligros, como la falta de
oxígeno, la presencia de gases tóxicos o las condiciones de espacio confinado.
Innovaciones que están cambiando el panorama
Sistemas automáticos de detección de caídas
La tecnología ha avanzado enormemente en los últimos años.
Los sistemas automáticos de detección de caídas utilizan acelerómetros y
giroscopios integrados en los equipos de protección que reaccionan en
milisegundos ante cualquier movimiento anormal. Cuando detectan un cambio
brusco en la posición del trabajador, activan automáticamente los frenos de
seguridad, que detienen la caída en una fracción de segundo. Esta rapidez no
solo reduce el impacto, sino que también permite una intervención inmediata del
equipo de rescate, con lo que se minimizan las consecuencias del accidente.
Dispositivos de monitoreo en tiempo real
Los relojes inteligentes y los sensores portátiles se han
convertido en inesperados aliados de la seguridad laboral. Estos dispositivos
recopilan información sobre la ubicación del trabajador, su postura y sus
signos vitales, y también pueden detectar señales de fatiga o estrés térmico.
Al estar conectados a plataformas digitales, permiten que los supervisores
reciban alertas instantáneas si alguien se encuentra en una situación de
riesgo. Esta tecnología resulta especialmente valiosa en trabajos remotos o en
zonas donde la supervisión constante es complicada.
Exoesqueletos: ciencia ficción hecha realidad
Los exoesqueletos han dejado de ser un elemento propio de
las películas futuristas para convertirse en herramientas reales en los
trabajos en altura. Hay modelos pasivos, que funcionan con sistemas mecánicos y
resortes, y modelos activos, que tienen motores eléctricos. Ambos tipos ayudan
a reducir la fatiga muscular y permiten mantener posturas incómodas durante más
tiempo sin poner en riesgo la salud del trabajador.
En tareas en las que hay que mantener los brazos elevados durante largos periodos de tiempo o manipular herramientas pesadas, los exoesqueletos reducen la presión sobre las articulaciones y la columna vertebral. El resultado no es solo una mejora en la seguridad, sino también un aumento de la productividad, ya que los trabajadores pueden mantener su rendimiento durante toda la jornada laboral sin sufrir el desgaste físico habitual.
Inteligencia artificial predictiva
La implementación de la inteligencia artificial en la
prevención de riesgos laborales supone un cambio de paradigma. Ya no se trata
solo de reaccionar ante un accidente, sino de preverlo antes de que suceda. Los
sistemas basados en IA analizan datos de múltiples fuentes (dispositivos de
monitorización, sensores de seguridad, informes de incidentes previos,
condiciones climáticas, etc.) y detectan patrones que podrían preceder a una
situación peligrosa.
Por ejemplo, si el sistema detecta que un trabajador ha mantenido una postura inadecuada durante mucho tiempo, junto con signos de fatiga y en un día de viento fuerte, puede enviar una alerta preventiva tanto al trabajador como al supervisor. Esta capacidad de anticipación convierte a la IA en una herramienta proactiva que ayuda a evitar tragedias antes de que se materialicen.
Drones para inspecciones
Los drones han abierto nuevas posibilidades en la inspección
de estructuras elevadas. Permiten evaluar el estado de fachadas, tejados,
torres y puentes sin necesidad de exponer a los trabajadores a situaciones de
riesgo. Al estar equipados con cámaras de alta resolución y sensores térmicos,
pueden detectar problemas estructurales, filtraciones o daños que requieren
atención, lo que facilita la planificación de intervenciones más seguras y
eficientes.
Norma de trabajos en altura
La Ley 31/1995 de Prevención de Riesgos Laborales establece
claramente que el empresario debe garantizar la seguridad y la salud de sus
trabajadores en todos los aspectos relacionados con el trabajo. No se trata de
una sugerencia, sino de una obligación legal. El empresario debe identificar
adecuadamente los trabajos en altura, planificarlos con suficiente antelación y
dar preferencia a aquellas técnicas que no expongan a los trabajadores a
caídas.
Antes de iniciar cualquier trabajo en altura, hay que responder a tres preguntas básicas: ¿son adecuadas las condiciones del lugar para realizar el trabajo de manera segura?, ¿están los trabajadores protegidos y capacitados? y ¿cumple la empresa con toda la legislación vigente? Si la respuesta a cualquiera de estas preguntas es «no» o «quizá», no se debe comenzar el trabajo.
Medidas de seguridad para trabajos en altura
La prevención debe comenzar mucho antes de que el primer
trabajador suba a una escalera. Debe existir un procedimiento de trabajo
documentado que tenga en cuenta varios aspectos. El acceso a zonas de altura
debe limitarse a trabajadores autorizados formalmente, que cuenten con
formación teórica y práctica actualizada, información clara sobre los riesgos
específicos de cada tarea y un certificado médico de aptitud para trabajar en
altura.
Las medidas de protección colectiva deben prevalecer sobre
las individuales. Si se pueden instalar barandillas, redes de seguridad o
sistemas de línea de vida, deberán ser la primera opción. Solo cuando las
protecciones colectivas no sean viables o suficientes, se recurrirá a equipos
de protección individual, como arneses, cascos o sistemas anticaídas
personales.
También es necesario prever actuaciones en caso de emergencia. El plan de rescate debe estar definido antes de comenzar el trabajo, no cuando ya ha ocurrido un accidente. Los equipos deben saber exactamente qué hacer, a quién llamar y cómo evacuar a un compañero herido desde una posición elevada. Cuando se realizan trabajos con riesgos especialmente graves, la presencia de un recurso preventivo no es opcional, sino obligatoria.
¿Qué podemos esperar de esta labor en un futuro?
La incorporación de todas estas innovaciones tecnológicas
está transformando radicalmente la forma en que las empresas protegen a sus
trabajadores. La combinación de sistemas automáticos de detección, exoesqueletos,
dispositivos de monitorización continua y análisis predictivo mediante
inteligencia artificial no solo reduce la probabilidad de accidentes, sino que
también aumenta la productividad y la eficiencia operativa.
Sin embargo, la tecnología por sí sola no es suficiente. El detalle está en implementar estas herramientas de manera adecuada, garantizar que
los trabajadores reciban la formación necesaria para utilizarlas correctamente
y mantener una cultura de seguridad en la que el bienestar del empleado sea la
prioridad número uno.
Los trabajos en altura seguirán siendo necesarios mientras
sigamos construyendo edificios, manteniendo infraestructuras y desarrollando
ciudades. Lo que está en nuestras manos es decidir si queremos seguir aceptando
las alarmantes cifras de accidentes actuales o si apostamos por un futuro en el
que la tecnología y la formación trabajen juntas para que todos los
trabajadores que suban regresen a casa sanos y salvos al final de su jornada.